El cuaderno de recetas
¿Quién no tiene uno? Yo lo tengo, y está lleno de anotaciones, recortes, recetas escritas por mis hijas, recetas recortadas de una revista, papelitos pegados con anotaciones, cuentas para adaptar las cantidades de los ingredientes, anotaciones de libros que quiero leer, algún poema borroneado. El mío tiene también rastros de restos de harina, una gota de salsa por ahí y los dedos marcados de alguien.

Todo esto vino a mi memoria cuando leí las referencias del libro 'La mano de Marguerite Yourcenar. Cocina, escritura y biografía. Cuadernos de recetas (1950-1987), de Sonia Montecino y Michéle Sarde. En éste texto, se recorre la vida de Yourcenar y se reúnen las recetas que ella transcribió, a mano o a máquina, recortando o pegando de revistas o periódicos, a lo largo de su vida.
Dicen las autoras que con el cuaderno de recetas, la autora se convertía en mujer. Así, sus manos iban del papel y la escritura a las cebollas y las hierbas aromáticas, a la harina y el ajo y mediante este ir y venir, Yourcenar se humanizaba y se feminizaba. Dice María L. Picabea que "Las recetas permiten entrar en ese universo cotidiano tan afanosamente preservado por la escritora como reinterpretar algunos pasajes de sus obras."
"Amaso el pan, barro el umbral; después de las noches de mucho viento, recojo la madera muerta..."