domingo, 1 de septiembre de 2013

Acabo de colgar un post de un relato de Fontanarrosa sobre las malas palabras. Y me vino al dedo porque me gustan las malas  palabras, y mucho. Las uso a toda hora, aunque me contengo bastante a veces. Como buena argentina, pelotudo es una de aquellas que partenecen a mi repertorio básico, pero que al vivir lejos de allí no puedo usar a mi antojo y ha quedado para uso familiar. Tengo que ser cuidadosa y usarla bien dosificada. Igualmente, para mí, no son tan malas las malas palabras como quieren hacernos creer.

Y estoy cansada de usarlas cuidadosamente (en sus dosis exactas), de graduarlas, de querer decirlas a diestra y siniestra y contenerme. Cómo puede ser? Si, me canso de pensar de ir y venir, armando las cosas una y otra vez. Rearmando la vida cada dos por tres, volviendo a buscar aquellas pequeñas cosas que le dan sentido, escarbando para encontrarlas. El tiempo pasa y me pasa por encima, ellas crecen y yo sigo aqui, tratando de resolver los mismos problemas irresolubles que me acechan a cada hora. Me dicen que es parte de la vida, hay que dejar a nuestros hijos, en mi caso hijas, volar cual mariposillas, libres. Pura mierda digo yo. Dejarlos volar para qué, para caer en las garras de este sistema? Para que día a día los exploten un poco más y de la forma más disimulada posible? Es como la escuela, no solo te obligan a mandarlas a ese antro lleno de personajes bastante discutibles, sino que ademas te venden eso de que es bueno para ellos y si no te gusta, pues que te jodes. No se te ocurra cuestionarlos, porque tienes todas las perder, al fin y al cabo, pones a tus hijas a su disposición. Puff! Y ahora comienza el año escolar.....de solo pensarlo me da algo. 

Y ahi se va a ir otro año mas, otro año de la misma mierda. La gente, que puede ayudarte a hacer soportable el tránsito, ya no sabe ni que es eso que algunos llaman solidaridad. Así parece que, como dice Chomsky, el ataque generalizado a la solidaridad va dando sus frutos. Poco a poco, y gracias a esa vorágine que rige sus vidas el apoyo mutuo, la simpatía o la preocupación son cosas prehistóricas. Y ahí ves sus caras de ¡otra vez la misma cosa! Es mejor no pensar, cuanta mas ignorancia mejor.....

En fin, es así, otro año que comienza, y este pinta imprevisible e incierto. Allá vamos!

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