martes, 11 de agosto de 2015

Soy una mujer sin problemas

Juana Bignozzi
en 
'Mujer de cierto orden' (1967)

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 Todos lo saben
y entonces buscan mi compañía para charlar por las noches.
Sin embargo yo conozco a alguien que quiere morir en paz consigo mismo
y me produce estremecimientos, insomnio, soledad,
porque la paz conmigo misma sería una guerra sin fin,
dos o tres asesinatos inevitables y alguna entrega desmedida
que no entra en mis planes.
Sin embargo yo sueño por las noches
con un jardín inmenso donde los muertos se levantan para saludarme;
yo sueño con un hombre que me inquieta y como lo ignora
me habla amigablemente del resto del mundo
y de mis múltiples amores, tan simpáticos,
tan apropiados como tema de conversación.

Hace unos días falleció esta poeta argentina.  Potente e interesante, pasó bastante desapercibida para los lectores, lo cual no es de extrañar: mujer y poeta. Dicen los 'bien' entendidos que con un lenguaje 'aparentemente simple' supo relatar los conflictos internos y políticos. Pertenenciente a una generación comprometida y militante, Bignozzi volvió sobre todos esos supuestos generacionales, desde la poesía.

jueves, 6 de agosto de 2015

Foto: Vir Baudino. 'Piaf'- Biblioteque National (Paris)

Los 613 de tu tránsito
 Luisa Futoransky 
 
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Están los corazones inteligentes, los corazones ordinarios, los groseros, mezquinos, de pocas luces, híbridos, hediondos, con sarro.
Los corazones arvejitas, los corazones hígado de pato.
Los que se hacen la mosquita muerta, duermen la siesta, te observan

de reojo y despiertan cantando como locos.
Están los corazones que no te verán nunca jamás, los que te vieron y 

no viste, espiando, la ñata contra el vidrio.
El corazón estreñido, el corazón bofe, de pompa y circunstancia,

corazón de lo que el viento se llevó.
Los puro cuore, purapinta y nada más que blablablá.
Los flor de ceibo, de morondanga y de madera terciada.
Los corazones mersa y murga, el corazón de querer y no poder,
corazón mitómano y bífido.

Hay corazones en remojo de vinagre, oporto y en champagne, 

corazones que te traen yeta y que los parta un rayo,
corazón donde estás y 'por qué dejaste sola a la pobre Lu'
corazones arrugados y almidonados
corazones que más vale perderlos que encontrarlos
corazones al bies y en falsa escuadra.
Corazones oro, plata, platino y mucha esmeralda.
Corazones que te pasan factura,
corazones fuente de Juvencia
y gloria de Dios al anochecer en Galilea.
Corazones cenicientos, nomeolvides

Dama de corazones, corazonadas aceptar.

 
 
Poeta argentina, residente en Paris desde hace años, es una de las exponentes de la poesía en castellano y de la poesía argentina. Algunos dicen que hay humor en sus escritos, ella gusta decir que detrás de ese aparente humor hay amargura. 
 
Dice Ana Diz de su obra que "En poesía, hay un oír con los ojos que recorren las líneas al ritmo que inviten las hileras de palabras; y está también el oír, casi literalmente oír, el ritmo y hasta el timbre de una voz. Esto último ocurre con los poemas de Futoransky. Con nitidez comunica paisajes interiores borrosos, con inmediatez transmite lo lejano. Hay poemas que se atreven a exigir una lectura en voz impostada y teatral, y aún una declamación a la antigua; hay otros dichos entre dientes. [...]En todos se reconoce una voz que se resiste a ser acallada por la letra. " [La Parca Futuransky]
 
No podía elegir una sola poesía de esta autora, por lo que decidí agregar otra más, y podría seguir, pero es que en algunas palabras me encuentro.... 
 
 



Reseña
 
Soy de otra parte, otro cuerpo
otro golfo
Para que me entiendan para que no me entiendan demasiado escribo
por atajos y digresiones.
A mano limpia. A campo traviesa.
Vivo por circunloquios, espirales, pidiendo disculpas, permiso.
Demasiado.
Tropiezo, desentono, me repito, adiciono prótesis, me encorvo,
heteróclita, minuciosa, descuidada, descartando a manotazos,
Boqueando, con notas a pie de página
inverificables.
Desenraizada como un tronco de plátano, a merced de la borrasca, puro
cráter, pura fragilidad, nunca supe echar raíces pero voy
poniéndome en escena pero fuera de foco por lente cóncavo o convexo
nunca el del arcoiris nunca el amor correspondido menos furtivo.
El mínimo denominador común del dolor es universal y su raíz cuadrada
esta nuez, este rubí, que aún alumbra, soberbio, secreto, la palma
De mi mano.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Carta de amor

"Para mí, eras la portadora de la puesta entre paréntesis
del mundo amenazante
donde yo era un refugiado
de ilegítima existencia." 
André Gorz




Algunos meses atrás visité una exposición en el Musée des Lettres et Manuscrites de Paris, una exposición que se titulaba 'Cartas de amor'. Debo decir que quede extremadamente enamorada de esta presentación, ya que mostraba la cara no siempre vista de escritores en sus momentos cotidianos de amor.
Dice la escritora Alice McDermott que : “La vida la vivimos entre dos oscuridades, sabiendo que es temporal y que la mortalidad nos hace frágiles en todo momento... Sabemos que somos mortales pero tenemos unas ganas locas de vivir, amamos, construimos grandes esperanzas." A ella le "interesa reflejar esa balanza, o ese duelo, entre realidad e ilusión y esa capacidad de admirar la vida que tiene la gente a pesar de saber cómo acabará todo.”http://cultura.elpais.com/cultura/2015/07/30/babelia/1438257575_311607.html

Y buscando encontré la que para mí es una preciosa y emotiva carta de amor, la que el escritor y filósofo André Gorz le escribe en su libro 'Carta a D. Historia de un amor', a su mujer. En este pequeño libro en miniatura, Gorz le dedica frases como esta:  

"La criatura más radiante de la Tierra estaba dispuesta a compartir su vida conmigo. Se te invitaba en la 'buena sociedad', que yo nunca había frecuentado; los amigos me envidiaban; los hombres se volvían a verte cuando caminábamos de la mano. ¿Por qué escogiste a este Austrian Jew sin un céntimo? En teoría, era capaz de mostrar [...] que el amor es la fascinación recíproca de dos personas en su aspecto más inefable, menos socializable y más reacio a los papeles y las imágenes de sí mismos que la sociedad les impone, y a cualquier pertenencia cultural. Casi podíamos ponerlo todo en común porque era casi nada lo que teníamos al comienzo. Me bastaba con aceptar vivir lo que vivía, con amar por encima de todo tu mirada, tu voz, tu olor, tus finos dedos y tu modo de habitar tu cuerpo, para que todo el futuro se abriera ante nosotros."

André Gorz y Dorinne

 "Recién acabas de cumplir ochenta y dos años. Y sigues siendo bella, elegante y deseable. Hace cincuenta y ocho años que vivimos juntos y te amo más que nunca. Hace poco volví a enamorarme de ti una vez más y llevo de nuevo en mí un vacío devorador que sólo sacia tu cuerpo apretado contra el mío. [...]"

"Espío tu respiración, mi mano te acaricia. A ninguno de los dos nos gustaría tener que sobrevivir a la muerte del otro. A menudo nos hemos dicho que, en el caso de tener una segunda vida, nos gustaría pasarla juntos."

El 22 de seteiembre de 2007 fueron encontrados sin vida André y Dorinne. Ella padecía desde hacía tiempo una enfermedad degenerativa.
 

martes, 4 de agosto de 2015

Las minuaturas
 
Hace unos años, leí un artículo de Rosa Montero que se titulaba 'La magia de las miniaturas' y en el que alababa las novelas breves, las nouvelles o miniaturas como las llamaba. 
 
En este artículo decía: "Leer una de esas novelas breves y perfectas, una novela-beso, es una suerte de experiencia amorosa, un vals arrebatado que bailas con un libro; y siempre estás temiendo que tu pareja falle, que te de un pisotón, que las palabras decaigan y la magia se acabe. Pero, en las buenas miniaturas, los pies danzan alegres hasta el final de la música, dejándote pletórico y ahíto."
 
La miniatura que me enamoró desde sus primeras páginas es uno de los clásicos, es Reencuentro del escritor y pintor alemán Fred Uhlman. Para Arthur Koestler, este libro es una 'pequeña obra maestra' que, aunque en pequeño tamaño, nos cuenta 'la tragedia más espantosa de la historia del hombre' en un 'nostálgico tono menor'.
 
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Fred Uhlman
 
En Reencuentro, Uhlman nos cuenta la intensa amistad entre dos jóvenes alemanes de dieciseis años, uno rico y aristocrático y otro judío: "Y así pasaron los días y los meses sin que nada perturbara nuestra amistad. [...] Aparentemente, no había nada de que preocuparse. La política era cuestión de adultos y nosotros debíamos resolver nuestros propios dilemas.
 
Sin embargo, con la llegada de Hitler al poder, la amistad de Hans y Konradin se verá trastocada, obligándolos a cada uno a tomar una posición. Uno formará parte de las fuerzas armadas nazis y el otro deberá exliarse: "[...] Ya ni siquiera nosotros podíamos permanecer totalmente ajenos a lo que sucedía fuera...Por toda la ciudad se veían enormes carteles de color rojo sangre que despotricaban contra Versailles y los judíos; las esvásticas y la hoz y el martillo desfiguraban los muros por todas partes, y largas columnas de desocupados marchaban en uno y otro sentido por las calles..." 
 
Años más tarde, ya en el exilio, Hans sabrá qué pasó con su amigo, "un amigo por el cual yo hubiera estado dispuesto a dar la vida."