Síndrome
Mario Benedetti
Pasados los cuarenta empezamos a sentir pequeñas cositas en el cuerpo. Somos más conscientes de esos mínimos detalles que ahora pueden marcar la diferencia entre los 20 o 30 y los 40. No tengo complejo con la edad, me gustan los años que tengo y los llevo muy bien, puedo seguir leyendo, puedo jugar un partido de volley (en toda regla) entero, sigo corriendo detrás de los peques y me sigo divirtiendo con ellos, mi cabeza funciona (o eso creo), subo montañas....obvio, el Everest no entra en mis planes, ni ahora ni antes.
El paso del tiempo siempre ha sido un problema para el ser humano, es lo que nos marca el camino, y nos dice que habrá un final, que un día todo se terminará. Sin embargo, con el capitalismo y la modernidad, el paso del tiempo, especialmente en las mujeres, es algo a evitar a toda costa. Vivimos en la sociedad de la eterna juventud, casi podríamos decir que nuestra sociedad tiene el Síndrome de Peter Pan. Así, el tiempo, y su paso, es un arma potentísima en contra de las mujeres, el imperativo es el de la juventud. Yo me rebelo contra esto, mis años son mis años y nadie me quitará lo bailado.
En estas estaba cuando me re-encontré con un poema de Mario Benedetti,
Síndrome
Todavía tengo casi todos mis dientes
casi todos mis cabellos y poquísimas canas
puedo hacer y deshacer el amor
trepar una escalera de dos en dos
y correr cuarenta metros detrás del ómnibus
o sea que no debería sentirme viejo
pero el grave problema es que antes
no me fijaba en estos detalles.
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